Baxter Una Invitación a Vivir

Baxter Una Invitación a Vivir es un libro de 50 páginas por este autor Reformado sobre Ezequiel 33:11






Richard Baxter
(Un resumen del famoso libro publicado originalmente en 1658)

“Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿Porqué moriréis, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11)

Extracto del Libro

¿ES DIOS EL CULPABLE?

Este mismo argumento, Dios diciendo que el pueblo fue culpable y ellos diciendo que fue El, surgió antes en el libro de Ezequiel cuando el pueblo se quejó de que “no es recto el camino del Señor” (Ez.18:25). En el capítulo 33 versículo 10 dijeron en esencia lo mismo: “Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿Cómo, pues, viviremos?” En efecto ellos estaban diciendo, “Si nuestros pecados están arruinando nuestras vidas y condenándonos para toda la eternidad, ¿Cómo puede ser culpa de nosotros?” Pero Dios deja claro que El no es responsable.

Aún mas, les muestra como usar los medios que El ha provisto para que sean salvos de su terrible situación.

También les dice que si se niegan a hacer lo que El manda, entonces la culpa les pertenecerá a ellos y El no vacilará en juzgarles y castigarlos. Por otra parte, ellos no tienen ni autoridad, ni sabiduría, ni imparcialidad para juzgarse a sí mismos, mucho menos para juzgar a Dios. Aún mas, discutir con Dios, y quejarse de lo que El hace, no hará nada para salvarles de la ejecución de su justicia. En las palabras del versículo que vamos a examinar (Ez.33:11), Dios hace dos cosas.

Primero, El se declara libre de cualquier culpa respecto de la destrucción eterna de los impíos. Esto lo hace, no anulando su ley, la cual declara que los impíos serán destruidos, ni evadiendo la responsabilidad de ejecutar su ley, ni tampoco dando a los pecadores una esperanza de que su ley no será ejecutada.
Más bien, El deja claro que su placer descansa, no en que sean destruidos sino en que se vuelvan a El a fin de que tengan vida eterna.

Segundo, no solo manda expresamente a los impíos a que se vuelvan a El, sino que aún condesciende a razonar sobre el asunto con ellos. Esto lo hace para convencerlos de que El no es culpable, y de que al rechazar sus mandamientos ellos mismos se hacen culpables. En otras palabras, Dios les dice que si los pecadores mueren en sus pecados es porque ellos deciden morir de esa manera.

Esto es a grandes rasgos lo que Dios está diciendo en este versículo el cual forma la base de este libro. Al examinarlo más detalladamente, descubrimos siete grandes verdades o principios.

1. Es una ley inmutable de Dios que el impío tiene que volverse de su camino de impiedad o será condenado.

2. Dios promete que si el impío se vuelve, entonces recibirá vida eterna.

3. Dios se complace en la conversión y salvación de los hombres, no en su muerte o condenación; El prefiere que se vuelvan a El y vivan y no que sigan en su impiedad y mueran.

4. Dios se ocupa tanto de que los hombres no cuestionen estas verdades que las confirma solemnemente con un juramento.

5. Dios está tan deseoso de la conversión de los pecadores que repite y enfatiza su llamamiento a ellos, que se vuelvan y vivan.

6. Dios condesciende a razonar el caso con los impíos y les pregunta: “¿Porqué moriréis?”

7. Si después de todo esto los impíos se niegan a volverse, no es culpa de Dios si perecen, sino que es culpa de ellos. Su propia obstinación viene a ser la causa de su propia maldición; son condenados porque esto es lo que escogieron.

Estas siete verdades o principios serán destacados mientras que examinamos con detalle la declaración de Dios al profeta Ezequiel. Estos principios permanecen tan firmemente ahora, como lo estuvieron cuando Dios los pronunció por vez primera a su siervo.

ENGAÑO PELIGROSO

¿Pero porqué no quiere creer la Palabra de Dios la cual le dice que los impíos deben ser o convertidos o condenados? ¡Yo sé porque! Es porque usted piensa que es muy improbable que Dios dijera tal cosa. Usted piensa que sería cruel condenar al hombre eternamente por causa de unos cuantos años de vida pecaminosa. Pero ¡usted está equivocado! La Biblia dice respecto a Dios que “Todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos” (Dan.4:37).

Segundo, esto nos conduce a ver que Dios es perfectamente justo al condenar a los pecadores. ¿Seguramente usted no se atrevería a negar que el alma inmortal del hombre debería ser gobernada por leyes que prometen o una recompensa inmortal o un castigo eterno? Si esto no fuera así, entonces las leyes que gobiernan las almas de los hombres ya no serían apropiadas porque tratarían solo con asuntos temporales. Nuestras almas son inmortales y tienen que ser gobernadas por leyes que tratan con nosotros en términos eternos y no simplemente en términos temporales. Cuando las leyes que tratan con serias ofensas criminales prescriben penas de 100 años de prisión, serían apropiadas en el sentido de que alcanzan la totalidad del tiempo de la vida humana; pero si el hombre alcanzara 800 o 900 años de edad, ya no serían apropiadas. En tal caso el criminal convicto podría estar preso 100 años y después disfrutar cientos de años de vida sin castigo. Exactamente el mismo principio es aplicable aquí:
Las leyes que gobiernan almas eternas tienen que tratar con ellas en términos igualmente eternos. Los hombres aceptan con felicidad que la promesa divina del cielo habla de algo que es eterno; ¿Entonces porque han de dudar que la advertencia divina acerca del infierno habla de algo que también es igualmente eterno? (Vea Mat.25:46.)

Cuando lee en la palabra de Dios que así es, ¿Piensa usted que está cualificado para estar en desacuerdo? ¿Está usted dispuesto a acusar a su Hacedor de mentir? ¿Está usted tan engreído para sentarse a juzgar a Dios? ¿Es usted más sabio y más justo que El? ¿Tiene que acudir a usted el Dios del cielo para obtener sabiduría? ¿Puede Aquél quien es infinitamente sabio aprender de su necedad? ¿Puede Aquél que es infinitamente puro ser corregido por alguien que no puede ni siquiera mantenerse limpio por una hora? ¿Debería el Todopoderoso ser juzgado por un gusano? ¡Cuánta necia arrogancia! Esto es como un topo o un pedazo de tierra, o un montón de estiércol acusara al sol de ser oscuro, como si fuera capaz de iluminar mejor al mundo.

¿Dónde estaba usted cuando Dios hizo las leyes por las cuales El gobierna el universo? ¿Porqué no le pidió a usted ayuda? Porque El hizo estas cosas antes de que usted naciera y de todas maneras no necesitaba que alguien le diera consejos. Usted llegó al mundo demasiado tarde para cambiar las leyes de Dios. Quizás usted piensa que si usted hubiera estado vivo en ese tiempo, que habría detenido a Adán de la pena de muerte a causa de su pecado. Quizás usted habría contradicho a Moisés y a los otros escritores del Antiguo Testamento. Quizás se hubiera atrevido a contradecir a Jesús mismo, o habría arreglado las cosas para que Cristo no hubiera tenido que venir, ni morir en la tierra. ¿Y qué hará si Dios llega al fin de su paciencia con usted y le quita su poder que le sostiene vivo y le deja caer en el infierno, mientras que usted está discutiendo con su Palabra y jugando con sus ideas ridículas? ¿Entonces creerá que hay infierno?

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