Calvino – Comentario 1 Timoteo

Calvino – Comentario 1 Timoteo es el comentario de Calvino sobre esta primera epístola a Timoteo sobre asuntos del ministerio.





CAPITULO PRIMERO
 
1. Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo, nuestra esperanza,
2. a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
3. Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
4. ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
 
1, Pablo, apóstol. Si él hubiese escrito sólo a Timoteo, no hubiera sido necesario reclamar este título, ni sostenerlo en la forma que lo hace. Indudablemente Timoteo hubiera quedado satisfecho sólo con el nombre; porque sabía que Pablo era apóstol de Cristo, y no tenía necesidad de pruebas para convencerse, ya que estaba perfectamente dispuesto a reconocerlo y lo había estado por mucho tiempo. Sus pensamientos están dirigidos principalmente hacia otros que no estaban tan dispuestos a escucharle, o que no creían a sus palabras tan fácilmente. Por causa de esas personas, y para que no menospreciaran lo que escribe, afirma que él es “apóstol de Cristo”.
Por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo. Pablo confirma su apostolado por nombramiento o mandato de Dios; porque nadie puede constituirse apóstol por sí mismo, pues sólo aquel que Dios ha nombrado es un verdadero apóstol, y digno de tal honor. Tampoco afirma que únicamente debe su apostolado a Dios Padre, sino que lo atribuye también a Cristo; y en realidad, en el gobierno de la Iglesia, el Padre no hace nada sino por el Hijo, de modo que los dos actúan juntamente.
Llama a Dios Salvador, título que con mayor frecuencia acostumbra a asignar al Hijo, pero que pertenece también al Padre, porque Él fue quien nos dio al Hijo. Con justicia, entonces, la gloria de nuestra salvación se atribuye a Él. Pues, ¿cómo es que somos salvos? Es porque el Padre de tal manera nos amó que determinó redimirnos y salvarnos mediante el Hijo. Llama a Cristo nuestra esperanza; y este título se lo aplica con toda exactitud, porque comenzamos a tener verdadera esperanza cuando miramos a Cristo, ya que solamente en Él se basa nuestra salvación.
2. A Timoteo, verdadero hijo en la fe. Esta recomendación expresa una alabanza no pequeña. Pablo indica con ella que Timoteo es un hijo verdadero, y no bastardo, y desea que los demás lo reconozcan como tal; y además aplaude a Timoteo de igual manera que si fuera otro Pablo. Pero, ¿en qué forma está de acuerdo esto con la admonición de Cristo: “Y vuestro Padre no llaméis a nadie en la tierra”  (Mateo 23:9)? ¿O cómo puede estar de acuerdo con la declaración del apóstol: “Aunque tengáis muchos padres según la carne, no hay sino un solo Padre de los espíritus” (1 Cor. 4:15; Heb. 12:9). (Nuestro autor, citando de memoria, combina los dos pasajes, no en forma exacta, sino más bien para dar a entender e verdadero significado de ambos. (N. del E.) Respondo, que aunque Pablo reclama para sí el apelativo de padre, lo hace en tal forma que no quite ni disminuya un solo ápice del honor que corresponde a Dios (Heb. 12:9).
Dice un proverbio común: “Lo que se coloca debajo de otro, no está en oposición a ello”. El nombre de padre, aplicado a Pablo en relación con Dios, pertenece a esta categoría. Sólo Dios es el Padre de todos por lo que toca a la fe, porque Él nos regenera a todos por su Palabra, y por el poder de su Espíritu, y porque nadie sino Él otorga la fe. Pero a aquellos a quienes se complace en emplear como sus ministros para este propósito, les permite de igual manera compartir con Él Su honor, mientras que, al propio tiempo, Él no comparte con nadie nada de lo que le es privativo. Así Dios, y sólo Él, hablando con exactitud, fue el Padre de Timoteo; empero Pablo, que fue el ministro de Dios para engendrar a Timoteo, reclama este título, y a esto se le puede llamar un derecho subordinado.
Gracia, misericordia y paz. Por lo que toca a la palabra misericordia, se ha apartado de su costumbre usual al introducirla, movido quizá por su extraordinario afecto hacia Timoteo.
Además, no observa el orden exacto; porque coloca en primer término lo que debiera estar en el último, es decir la gracia que emana de la misericordia. Porque la razón por la cual Dios primeramente nos recibe para gozar de su favor, y por la que nos ama, es su misericordia. Pero no es cosa rara mencionar la causa después del efecto, por vía de explicación. En cuanto a los vocablos gracia y paz, ya hemos hablado de ellos en otras ocasiones.
3. Como te rogué. La sintaxis aquí es elíptica, o de otra manera la partícula hiña es redundante; y en los dos casos el significado es obvio. Primero recuerda a Timoteo por qué razón le había rogado que se quedase en Éfeso. Fue con gran desgana, y por apremiante necesidad, que se había separado de su compañero tan querido y tan fiel, y fue también para que diligentemente desempeñara la parte de su comisión, la cual ningún otro podría haber desempeñado; por lo tanto, Timoteo debió haberse conmovido profundamente por esta consideración, no sólo para no malgastar su tiempo, sino para comportarse de manera excelente y distinguida.
Para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina. Así, por inferencia, le exhorta a oponerse a los falsos maestros que corrompían la sana doctrina. En el requerimiento hecho a Timoteo, para que ocupara su lugar en Éfeso, debemos observar la santa ansiedad del Apóstol; porque mientras trabajaba tanto para establecer nuevas iglesias, no dejaba las anteriores destituidas de pastor. Y en verdad, como observa cierto antiguo escritor, “el conservar lo que se ha ganado no es menor virtud que hacer nuevas adquisiciones”. El vocablo mandar denota poder; porque Pablo desea armarlo con el poder necesario para contener a otros.
Que no enseñen diferente doctrina. El vocablo griego que Pablo emplea (heterodidaskalein), es un vocablo compuesto, y puede traducirse por “enseñar diferente”, o “según un método nuevo”, o “enseñar una doctrina diferente”. La traducción de Erasmo “seguir” (sectari), no me satisface, porque se puede entender como aplicable a los oidores. Mas Pablo alude a aquellos que por ambición se presentaban con una nueva doctrina.

Calvino – Comentario 1 Timoteo 99p (b)

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